Ayer se celebró una nueva edición del encuentro de iniciativas Open Data en España en la que, una vez más, se debatió sobre el estado de la apertura de la información en nuestro país y las iniciativas existentes.
La visión de la Administración
Al igual que en las conclusiones de la reciente Agenda Digital Europea, queda claro que el Open Data es un sector de gran futuro, ya que la reutilización se considera uno de los ejes principales en el camino hacia una administración eficiente y de calidad, así como para una gestión más democrática mediante la cual se consiga reconectar con los ciudadanos.
Compartir datos con los ciudadanos y empresas es también una herramienta de transparencia y creación de actividad económica, así como un ejercicio lógico en el que el foco de la gestión de la información pasaría de la Administración a los ciudadanos, que son los propietarios naturales. Gracias a la futura ley de transparencia, se espera también un ahorro de costes, una mejora de la transparencia, un aumento de la competitividad y la creación de nuevos servicios.
El retorno económico
El debate se abrió con la duda de por qué no llega el retorno económico pronosticado por el MEPSIR y otros estudios de referencia. La conclusión parece ser que es necesario estimular un mercado, que en ocasiones parece algo aletargado y poner más énfasis en las necesidades finales de los ciudadanos a la hora de priorizar qué es lo que se debe abrir.
Se considera que existen una serie de datos más sensibles o comprometidos (delincuencia, sanidad, etc.) a cuya publicación podría ser más reticente la Administración y que son precisamente los que tienen un potencial mayor de generación de valor, sin embargo se estima que el volumen de negocio para los datos ya disponibles, tales como catastro, registros, boletines, etc., es en la actualidad en torno a los 200 millones de euros.
Las cifras del Open Data en España
Los datos adelantados del estudio de caracterización del sector infomediario en España que el ONTSI publicará próximamente nos muestran un universo de 150 empresas que generan entre 3.700 y 4.000 puestos de trabajo cualificados y de calidad.
La facturación total es de entre 330 y 550 millones de €, de los que el sector cultural aporta aproximadamente un 10% del total. Si además consideramos las potenciales sinergias entre la industria de los contenidos digitales y el Open Data, las cifras de negocio podrían llegar a unos 50.000 millones de €, lo que supondría un 5% del PIB en España.
Otro dato interesante es que un 87% de los datos reutilizados por las empresas proviene de la Administración Central y un 45% de portales específicos open data, quedando confirmados como un mecanismo útil para fomentar la reutilización. De estas cifras se puede concluir que existe todavía mucho margen de crecimiento, ya no solo con la liberación de nuevos datos, sino también con la incorporación de otras Administraciones regionales y locales.
El valor social y la cultura del dato.
Existe la sensación de que el valor social del Open Data se considera escaso en la actualidad debido a la tipología de los datos que se abren, aunque también hay que tener en cuenta que la barrera entre el valor social y valor económico es más bien difusa.
Una de las grandes barreras para la penetración del Open Data en la sociedad que se viene detectando de forma recurrente es la escasa cultura del dato existente en el país.
Para superar esta barrera el Open Data debería formar parte natural del propio procedimiento administrativo. La información debería ser reutilizable por defecto y ese debería ser su estado natural, devolviendo la información pública a la sociedad que es su propietaria natural. La apertura de datos debería ser considerada como un acto normal y cotidiano y no una excepción, esa sería la mejor manera de crear una cultura de los datos.
No es más abierto el que más abre, sino el que menos cierra – Iván Sánchez.
Los ciudadanos deberían poder utilizar los datos que fuesen necesarios para generar valor en el día a día, pero exigir los datos y hacer uso de ellos es una responsabilidad también de la ciudadanía. Es necesario crear un ciclo continuo de sensibilización, formación y liberación de datos, junto a acciones más cercanas que nos ayuden a generar verdaderas historias a partir de los datos.
Si hubiese preguntado a la gente qué querían me hubieran dicho que un caballo más rápido – Henry Ford.
Por otro lado, si no se conoce la existencia de los datos es probable que nunca se lleguen a necesitar, por lo que también es necesario ser proactivo en la publicación o, al menos, realizar un ejercicio de catalogación sobre los datos disponibles y dar a conocer el resultado como en el caso de Navarra. Dar más visibilidad a los datos, también ayuda.
La Comunidad RISP en España
España se puede considerar uno de los referentes europeos en materia de Open Data con un alto número de iniciativas en marcha y una comunidad muy activa. Como prueba de ello está el intenso debate online que ha tenido lugar de forma complementaria al encuentro. También existen algunas iniciativas interesantes surgidas de la propia comunidad y que han tenido gran acogida, como el decálogo Open Data. Sin embargo, existe una sensación generalizada de poca organización, avance lento y la existencia de diferentes corrientes.
Se podría decir que, en comparación con el resto de Europa, España no está mal situada, por lo que no debemos ser catastrofistas, pero dada la posición actual del país, el objetivo debería ser aspirar a estar en el liderazgo, mejorar los aspectos más débiles de la comunidad y unificar las iniciativas, que por otro lado es el gran reto pendiente a nivel Europeo.
Estandarización y normalización
Aunque el componente tecnológico no es el de mayor peso específico dentro de las iniciativas Open Data, si es un tema recurrente y se volvió a hablar de tecnología, cosa lógica por otro lado ya que no debemos olvidar que el gran facilitador del Open Data ha sido Internet, y que las iniciativa de apertura y participación previas a la era Internet han fracasado por falta de sostenibilidad.
Si no fuera por la plataforma abierta que nos ofrece Internet no estaríamos hablando de Open Data.
En general, se considera que todavía faltan las herramientas adecuadas para gestionar los datos y que en la actualidad las iniciativas están demasiado focalizadas hacia los portales open data en exclusiva. El problema de origen puede ser que la Administración no está planificada para compartir los datos hacia fuera con eficiencia, aunque existen iniciativas con el caso de la GenCat, que de forma similar a la nueva política de apertura de EEUU, evolucionan hacia un modelo ideal de abierto por defecto a través de una política de APIs unificadas y abiertas al público.
La normalización es también un aspecto fundamental para avanzar, es necesario habilitar mecanismos de colaboración entre el sector público, empresas y ciudadanos que nos permitan establecer o adoptar estándares comunes en campos como vocabularios, métodos de acceso o conjuntos de datos prioritarios. En este proceso de normalización la interoperabilidad es un factor clave, por lo que el uso de estándares que garanticen una neutralidad tecnológica será fundamental.
Destacar una vez más la importancia de los metadatos, ya que todo el sistema Open Data se basa en la posibilidad de un adecuado tratamiento automatizado de la información, por lo que si los datos no están bien descritos su valor será mucho más limitado. Mención especial en este campo para la solución simple, creativa y funcional que aplica el Instituto Canario de Estadística al utilizar los propios metadatos para proporcionar información sobre los perfiles de usuario potencialmente interesados en la información.
La legislación progresa también lentamente y, aunque la aprobación del RD de reutilización ha supuesto una mejora, todavía se percibe una burocracia excesiva y una legislación poco clara que debe ir también evolucionando.
Para terminar, una bonita reflexión a tener en cuenta:
Los datos son la materia prima de la Sociedad de la Información, vivimos en la sociedad del dato y abrir datos en ese contexto significa repartir riqueza – Marc Garriga
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